Descripción
En el oeste de Cantabria, próxima al límite con Asturias, se encuentra entre otras, la cueva del Moro Chufín. Situada a las afueras del pueblo de Riclones, que pertenece al municipio de Rionansa, en un lugar estratégico próximo a la confluencia de los estrechos valles del Lamasón y del Nansa.
La cueva se encuentra en un gran farallón calizo situado en la margen derecha del rio Lamasón. Cuenta con un amplio vestíbulo de más de 50 metros cuadrados con forma triangular orientado al norte-noroeste.
Allí encontramos un panel de grabados con catorce ciervas, un bisonte sin cabeza y otros bóvidos, un posible pez y varias líneas. En su parte interior se desarrolla una galería lineal de unos 50 m terminando en una sima de alrededor de 5 m con una laguna artificial, consecuencia del embalse de Palombera.
Ya desde antiguo fue conocida y visitada por los lugareños, pero el arte que albergaba fue descubierto por Manuel de Cos el 20 de marzo 1972. Informó de su descubrimiento a Martín Almagro Basch, quien se hizo cargo del estudio del arte y puso en marcha la excavación arqueológica del vestíbulo. Las representaciones gráficas fueron publicadas en 1973 por Almagro y se amplía este monográfico con la descripción de nuevos hallazgos por parte de éste junto con Victoria Cabrera y Federico Bernaldo de Quirós en 1977. A finales del siglo pasado, César González Sainz aporta nuevas perspectivas, completando el imaginario de estos rincones, difíciles de interpretar.
El 10 de Julio del 2008 la cueva fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Por último, desde 2021 se pone en marcha un nuevo proyecto de reestudio de la cavidad por parte de Diego Garate, tanto en lo que refiere al arte parietal como a la excavación arqueológica.
Las manifestaciones artísticas de la cueva de Chufín se concentran en tres sectores diferentes. Por un lado aparece el conjunto de grabados de trazo ancho y profundo realizado a la luz del día en el vestíbulo a ambos lados de la entrada. Por otro lado tenemos las pinturas rojas situadas en el interior de la cueva, a ambos lados y en el techo de la gran galería, justo llegando hasta el borde de la
misma antes de acabar en el lago. Finalmente, también en el interior de la cueva, aparecen otros grabados más finos realizados sobre cornisas en superficie inclinada, cercanos al borde que forma la pared izquierda de la cueva y el techo.
El grabado de cierva que presentamos está situado en la parte superior del panel principal del vestíbulo donde las figuras son de pequeño tamaño, de entre 20 y 30 cm y se encuentran mejor conservados que los de la parte inferior ya que encontramos una presencia de descamaciones en el soporte.
La imagen es una representación figurativa, muy simplificada de una cierva. En ella se distingue el cuello y la cabeza. Esta tendencia a la esquematización que destaca la anatomía básica de la figura, algo así como la esencia de la misma, constituye la característica principal de todos los grabados exteriores de Chufín.
Trazos mediante grabado profundo y de un solo trazo. El mismo esquema compositivo trilineal se repite en la mayor parte de las ciervas. La línea frontal se prolonga con el trazo de la oreja. Otra línea señala la nuca y se continúa con la línea cérvico-dorsal. La última línea es la que traza el cuello y el pecho del animal.
Estas imágenes trilineales de tratamiento esquemático no son exclusivas de Chufín, también las encontramos en los abrigos de la Lluera I y II, la Viña y Santo Adriano. Corresponden a un momento
muy antiguo, posiblemente gravetiense (hace unos 22.000 años) o incluso anterior. Por lo tanto, esta cueva es clave para el conocimiento de las primeras fases artísticas del Paleolítico Superior en la región de Cantabria.
Diego Garate Maidagan
Director of the Before Art project
President of the Prehistoric Art commission of the UISPP
Blibliografía:
1.- Conoce ChufÍn. Javier Angulo, Marcos García y Antonio Gómez. Consejería de Cultura, Turismo y Deporte. Gobierno Cantabria
2.- NutcrackerMan
