El hallazgo de una momia en la cueva del Espíritu, en el estado de Nevada (USA), ha tenido una larga historia. Fue descubierta en 1940, momento en que se le atribuyó una antigüedad de 2.000 años. En 1997 se le realizaron pruebas con radiocarbono cuyos resultados la dataron 10.000 años atrás, perteneciendo al grupo de los primeros pobladores del continente. Conocida la nueva datación los indios de la tribu Fallon Paiute-Shoshone de la reserva, que viven a pocos kilómetros de la cueva se reconocieron como descendientes de la momia a la que llaman «El Narrador» y, tras una larga cadena de pleitos, en 2018 consiguieron que se le realizaran pruebas de ADN. Las pruebas y análisis arqueológicos han demostrado que dichos indios son descendientes de los pobladores árticos. Tras solicitar su devolución, los restos han sido enterrados según los ritos de la tribu. Esta rocambolesca peripecia no solo contribuye al conocimiento de las primeras migraciones en el continente americano sino que arroja nueva luz a la evolución de las tribus amerindias.